Amor Eterno

Amor Eterno



Anoche soñé que te besaba. Y por un momento fui feliz en el sueño.

Como antes ¿recuerdas? cuando el amor era eterno, cuando no importaba nada ni nadie más que nosotros. Como en esa fiesta, cuando nos separamos de la gente y nos fuimos a conversar lejos del ruido. Hablaste del futuro, de irte a trabajar al extranjero, que aquí no se puede, que es en Estados Unidos donde se hacen las cosas, que podrías convencer a tus amigos o al fin y al cabo encontrar nuevos allá, y yo te dije no te vayas, no me dejes, gritaba no quiero estar sola, cuando el miedo aún no tenía forma ni sentido. Ni color, este color blanco que engulle todo, lo atrapa, lo absorbe, difumina la mente, perdiendo las ideas, desdibujando los pensamientos, la mesa, la silla, la forma, la materia, lo absorbe y lo emborrona, oh sí, eso, el gran borrón que se traga la realidad eso es lo que es… y contestaste que sería en mucho en tiempo más, que si aún estábamos juntos me pedirías que te acompañara. Y me abrazaste. Y el mundo se desvaneció en un instante eterno.

Por un momento fui feliz en el sueño. Hasta que rompimos el beso sintiéndonos culpables. Sólo amigos, ese era el pacto. No, mentira. No dijiste eso. Dijiste que me querías como una hermana. Como una hermana, maldita sea, no soy tu hermana, no quiero ser tu hermana, no, no...

Sí, se que suena bonito, y te quiero mucho, pero no hacemos las mismas cosas y ya casi no estamos juntos... Raquel, ¿Qué pasa si terminamos?

Y me abrazó y se quedó llorando en silencio. Fue como patear a una gatita. No me dijo nada, ni que no termináramos ni que estaba de acuerdo. Sólo me abrazó y se quedó llorando.

A lo lejos alguien canta, a lo lejos. O tal vez este gritando. A veces una mujer grita, me pregunto por que; este color blanco es tan bonito. Me relaja mirarlo. Quizás ella no tiene una pared blanca que mirar, quizás sea de ese verde hospital tan feo que sólo recuerda enfermedad que había antes. Debo dar gracias por la pared blanca, no podría soportar una verde. Debo recordar en mis oraciones darle gracias a Dios. O tal vez a mi madre. La próxima vez que la vea se lo diré, le diré, le diré… ¿Qué iba a decirle? No importa, tengo tanto sueño, me acordaré después. A lo lejos alguien canta, como el poema de Neruda. Quizás sueñe con Rodrigo… Sí, quizás me encuentre con Rodrigo en un sueño.

¿Cómo empiezas de nuevo? ¿Cómo reconstruyes todo? ¿Cómo le explicas a los amigos, a tu familia que ya no estamos juntos? ¿Cómo? Si no puedo juntar dos palabras sin que me tiemble la voz, cinco sin ponerme a llorar. ¿Cómo? Si cada imbécil con que me topo me pregunta por él. Cómo sigues viviendo, como te levantas cada mañana, como ir a los mismos lugares en que estábamos juntos, como ir si sé que te voy a ver. Verte sin mí. Ver que no me necesitas, que nunca me necesitaste como yo a ti. Ver que no me buscas entre la gente como yo lo hago, ver como tú si puedes seguir viviendo y yo no. Ver como me consumo a mí misma sin hacer nada por evitarlo. Como pierdo a mis amigos, si es que alguna vez los tuve, como me voy quedando sola, como me encierro en la tarea de llorarte, de recordarte, de soñarte, de reconstruirte, de reconstruirte en una versión nueva, un modelo alimentado por mis recuerdos, mi idealización, un sueño. Un sueño. Puedo soñar que aún estamos juntos. Puedo encontrarte en un sueño.

Está tranquilita ahora. Hace un rato estaba un poco inquieta, pero ya se quedó dormida. Usted sabe que cuando la del 8 se pone a gritar, termina alterando a todas las internas.

¡Rodrigo! ¡Rodrigo! Tenía una pesadilla… Había una… no sé lo que era, una bruja, el fantasma de una vieja, toda arrugada, toda blanca, y yo estaba en mi cama y no podía moverme y ella venía y decía algo que no podía entender, pero sonreía estirando su boca sin labios, sin dientes, como un pozo oscuro y yo tenía miedo, miedo de ella, de su boca abierta de que se acercaba y que yo no podía hacer nada y quería escapar, gritar que me ayudaras o por lo menos caerme de la cama para que el ruido alertara a alguien y se la llevara, o que me llevaran a mí, lejos, lejos de ese lugar de las paredes blancas… Rodrigo, abrázame que todavía tengo miedo.